Con el nivel de agua subiendo cada hora en el principal río de Nueva Delhi, miles de familias empaquetan unas cuantas pertenencias y abandonan sus hogares mientras las inundaciones y las lluvias destruyen el cultivo de la zona, su única fuente de ingresos.

La rápida subida del caudal del río Yamuna, el afluente más largo del sagrado Ganges, marca el ritmo con el que más de 6.000 personas se alejan del cauce, dejando atrás kilómetros de cultivo que serían el sustento de miles de familias tras la próxima cosecha y que ahora han quedado bajo el agua.

Sobre la zona se asientan unas 1.200 casas que carecen de servicio eléctrico y servicios básicos y que cada año, con la llegada de la temporada del monzón, que va de mayo a septiembre, se ven obligados a marcharse con lo puesto para poner a salvo sus vidas.

«Tenemos que empaquetar nuestras pertenencias, pero solo podemos llevar artículos de cocina y el resto se fue volando con las inundaciones» de estos últimos días, relató a EFE Seeta, una vendedora de verduras que reside a la altura del parque Chilla Khadar, a la orilla del Yamuna.

La joven lleva días preparándose para dejar atrás su hogar, que quedará reducido a escombros mientras ella y su familia se resguardan un poco más arriba, en el borde de la carretera.

Allí también se encuentra el joven Ranjeet Shahni, que con la ayuda de su hermano marca con unas ramas la parte del terreno sobre la que descansará junto a sus cinco familiares y otro grupo de personas hasta que puedan retornar a sus hogares.

Aunque los equipos de rescate proporcionan dos comidas al día cuando las familias se enfrentan a esta situación, «las pertenencias fluyen con el agua de la inundación», lamentó a EFE el agricultor Rameshwar Maurya.

El hombre, de 45 años, ya se enfrentó a una situación similar en 2011 y 2014, cuando con las inundaciones que asolaron la capital india tuvo que mudarse a la carretera para mantener su vida a salvo de la crecida del Yamuna.

Las lluvias en la capital, que el pasado sábado registró el volumen de precipitaciones más alto en cuatro décadas, impactan sobre la economía de los habitantes de la zona, que se dedican al cultivo de vegetales como zanahorias o chiles, y que pierden meses de duro trabajo con el temporal.

Un grupo de mujeres intenta salvar los pocos chiles que las inundaciones de estos últimos días no han podido arruinar, antes de que las aguas destruyan todo lo que encuentre a su paso.

Personas como Girish Babu, que lleva más de dos décadas viviendo en Chilla Khadar, se encargan de vender las verduras recolectadas, aunque las ganancias son menores cuando se acerca el monzón.

«Cuando viene la inundación, debemos ir arriba (a la carretera, donde el agua no llega). Cuando nos mudamos allí, el problema aparente es el empleo; nuestros cultivos están devastados y nos enfrentamos a una serie de desafíos», explicó Babu a EFE mientras se llevaba algunas pertenencias de la casa.

«Las verduras también se vuelven más caras a medida que los cultivos en esta área quedan devastados debido a las inundaciones», sentenció Seeta.

Las fuertes lluvias han dejado hasta el momento un saldo de 22 muertos en los últimos tres días en todo el país, la mayoría de ellos en la ciudad de en Shimla, en el estado de Himachal Pradesh.

El Departamento de Meterología de la India (IMD, en inglés) mantuvo en su último boletín la alerta roja sobre Himachal Pradesh, el estado más afectado por las fuertes lluvias de esta temporada, y rebajó el riesgo en Uttarakhand, Punjab, Haryana, Chandigarh, y Nueva Delhi, donde se esperan «fuertes lluvias a muy fuertes lluvias» en zonas aisladas.

fuente: efe

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